martes, 22 de septiembre de 2009

SABER ESPERAR

No sé si te diste cuenta. Creo que nunca lo voy a saber, porque estoy segura que vos no tomaste consciencia de lo que hiciste, pero lo que pasó marcará para Lorena y para mi un antes y un después.

La fiesta era maravillosa. La música acompañaba cada momento de nuestra diversión. Hay que reconocer que Pedro cuando organiza una fiesta lo hace como un profesional: contrata el mejor DJ, consigue el mejor servicio de comidas, compra la última moda en decoración de acuerdo al tema elegido y un capítulo aparte son las bebidas y el barman. Es siempre el mismo personaje, sacado de vaya a saber uno de que tugurio de taxi-boys, que además de tener un cuerpo espectacular, no se mete con nadie y sabe de tragos como ninguno.

“Radio Head” sonaba a todo volumen. No había quién estuviese quieto en lugar alguno. El piso de la sala temblaba como si en ese momento estuviese ocurriendo un terremoto. Y ahí estabas vos, Javier, con la copa en una mano y con Lorena saltando al lado tuyo. Y ahí estaba yo. Sola, en medio de la multitud, cantando a viva voz.

Y nos cruzamos las miradas y brindamos con los brazos en alto por la alegría que teníamos.

La música de golpe cambió y un soul lento, suave, romántico nos serenó.

Fui a la barra y le pedí algo fresco al taxi boy musculoso y bronceado. Lorena y vos hicieron lo mismo. Sugeriste no sé qué cóctel sin alcohol y yo dije está bien. Lorena también. El barman pregunto con o sin ….

No entendí que era el con o sin y tampoco me diste tiempo a preguntar qué nos había querido decir, porque respondiste con.

Eso es lo último que recuerdo de esa fiesta.

Después los recuerdos se vuelven confusos. Sólo reminiscencias mías y de Lorena haciendo el amor y a vos mirándonos. Eso es todo lo que viene a mi mente. O casi todo. El resto son sensaciones.

Te aseguro que ni Lore ni yo nunca habíamos conocido el sexo con otra mujer. Fue nuestra primera vez. Y como toda primera vez, queda marcado para la eternidad.

Ambas habíamos experimentados lo mismo. Nos sentimos protegidas de vos. Nos sentimos apoyadas una en otra, nos sentimos amándonos como nunca nos habíamos sentido amadas. Esto lo sé, porque lo hablé con Lorena, tiempo después.

Ella es tu mujer todavía. Yo sigo sola, pera esa noche marcó un antes y un después en nuestras vidas.

Ninguna de las dos volvió a ser la misma. Pero ninguna de las dos nos atrevemos a cruzar el charco. Ella te sigue soportando y se pregunta porqué y yo te doy las gracias porque ese día me hiciste conocer mi mundo nuevo y el verdadero amor. 

Es sólo saber esperar.

 

 

1 comentario: