jueves, 21 de enero de 2010

NO PUEDO, NO QUIERO, NO DEBO.

No puedo escribir sobre vos. 
En realidad es una mezcla entre no puedo, no quiero y no debo. Vos no te merecés ni un segundo de mi tiempo, de mis palabras, de mi amor, ni de mi odio, ni de mi rencor, ni de nada de nada.

Mentiste tanto, tan descaradamente que nos engañaste a todos con tu sonrisa angelical. 
Pero tu mirada… Esa mirada que no coincidía con tus labios carnosos, abiertos como flor en plenitud. Todos, yo, elegimos tu boca, tu pelo rubio, tu estilo- no digamos candoroso- pero sí edulcoradamente tierno. 

No te importó lastimar, lacerar. Nos hundiste a los que te rodeábamos en una ciénaga y no tuviste piedad. Ni tus padres se salvaron de la caída. Sos una nube negra que anochece el sol, la luz, la mismísima noche.

Vos sabés lo que sos: un ser frío y maquiavélico. Que manipula para el mal. Lo que ni te imaginás es el final de tu historia, porque sos tan soberbia que pensás que siempre vas a poder manejar todo en tu vida. Pero te olvidás de algo fundamental. Te olvidás de vivir. 

Siento pena de vos, un sentimiento que nunca te imaginaste que alguien podría sentir sobre tu persona. ¡Ja! Ilusa. Las máscaras se van cayendo solitas, sin que te des cuenta. Tu fatuidad no te deja ver cómo los demás te vamos descubriendo en el dolor. Seguramente caerán otros y el circuito será el mismo. 

¿Y tu destino? No lo voy a decretar yo, aunque ya lo sepa. No saldrá una palabra de mi boca ni de mi escritura. ¡No! Porque tengo mi boca sellada con mil candados.

Por eso esto, nunca lo escribí. Por eso esto, no es sobre vos ni para vos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario