martes, 26 de enero de 2010

LADRIDO

“¿Hasta cuándo se van a estar midiendo? Y yo sin saber para que lado cruzar. Con un pie en cada flanco. Todos expectantes, todos nerviosos. ¿No se dan cuenta que es una simple raya, que el resto es igual, que ellos son iguales? Claro, se tienen desconfianza. Ese es el problema. ¿Por qué no hablan y se ponen de acuerdo? Sería lo lógico. Hablan la misma lengua, pero el quid está en que no hablan el mismo idioma. Uno trata de vencer la confianza en el otro y viceversa y luego dar la estocada. ¡Ilusos! Tuvieron los mismos maestros y saben que vencer la confianza del otro es victoria asegurada. Entonces, el tema es ver quién resiste más. Humm, creo que los dos van a resistir por igual. Pero, ¿sus hombres estarán entrenados en esta estrategia? Tengo dudas. Los de la izquierda parecen estar muy cansados, aunque los de la derecha también. Deberé tomar yo mismo la decisión. Comenzaré a ladrar hasta agotarlos, hasta que pidan por favor que me calle, hasta que pierdan la concentración y se decidan a hablar porque van a tener un enemigo un común: yo y mis pobres ladridos de perro de pueblo. Es en ese momento que se van a dar cuenta que es mejor unirse que pelearse y quizás la frontera ficticia que los divide, se transforme en el camino que los lleve a la paz. ¡Sí! estoy decidido. Este perro de pueblo, sabe más que cualquiera de estos dos burros ilustrados. ¡Guauuuuuuuuuuuuuuu!”

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